Han sido dieciocho minutos tronchantes y dos perfectamente emotivos que han hecho que se cuele entre mis capítulos favoritos de la serie.
Todo comienza cuando Stuart reabre la tienda de comics y Howards descubre que ha utilizado, no solo el dinero, sino los muebles de su madre. Así empieza una guerra entre el ingeniero y el comerciante que la mujer del primero intenta evitar.
Para escaquearse de eso, Leonard y Raj se escapan para ir a por comida y en el restaurante se encuentran con un conocido actor. Al principio este niega ser quien es pero luego se siente mal por tratar así a nuestros científicos y reconoce su identidad.
Sin embargo, Raj no está tan seguro de que sea quién dice ser por lo que empieza a hacerle pruebas y preguntas tronchantes.
Por otra parte, Amy ayuda al rival científico por excelencia de Sheldon con la teoría de cuerdas, campo que este investigaba anteriormente. El físico se siente traicionado por su novia y pide consejo a Penny, que le dice que lo mejor es olvidarlo.
Como Sheldon no lo consigue, le confiesa que Amy ha estado haciendo pruebas con ella para así ver un caso práctico de “dejar pasar algo”. Sin embargo, no es así, y la rubia termina enfadándose también con la científica.
Finalmente en la tienda de Stuart, todos intentan resolver sus problemas entre sí y es entonces cuando Howard recibe una llamada informándole de que su madre ha muerto. Cuando estamos seguros de que Sheldon la va a cagar, suelta una de las frases más bonita que le he oído “cuando se murió mi padre yo no tenía amigos, pero tú sí lo tienes”.
El episodio se cierra con todos ellos brindado por la difunta y diciendo que nunca se olvidarán de ella. Desde aquí tampoco la olvidaremos a ella gracias a los momentos tan divertidos que nos hizo pasar con sus gritos.