Por José A. Gámiz
La séptima temporada de Sons of Anarchy ha sido esperada y criticada a partes iguales. Esperada tras el impactante desenlace de la sexta temporada y criticada a su vez porque han estado 11 capítulos mareando la perdiz mientras ansiábamos ver la reacción de Jackson cuando se enterase de que había sido su madre la que mató a Tara.
Y por fin llegó el esperado final de Sons of Anarchy, un final que no sorprende por los hechos sino por su emotividad…
Un día para despedirse y dejarlo todo bien atado
Tras pasar la noche con Wendy, Jackson coge sus bienes más preciados y se deshace de ellos (¿esas botas que se pone eran de su padre?), pone sus asuntos en orden en la oficina y va a visitar las tumbas de Tara y su mejor amigo Opie. Y para colmo está esa mirada que le echa a la moto de su padre, que todos sabemos que significa.
Desde algún lugar de nuestra mente queremos creer que, aunque el mismo se ha condenado a muerte, se volverá a escapar haciendo gala de esa inteligencia que le caracteriza. Pero eso es algo que Jackson no puede permitirse. No esta vez.
Tras promover la entrada al club de su primer miembro de color, Jackson se dispone a sellar la paz entre las bandas. Connor es imprescindible para ello y por eso se dedica a buscarlo, para darle matarile. Hasta que la historia da un vuelco: Jackson despacha a uno de los “reyes” del IRA en su lugar, poniendo fin a 20 años de colaboración con la organización terrorista.
Mientras todo esto ocurría, Jackson informa a Chibs de la resolución alcanzada en la reunión de jefes, y ante su cara de “eso es algo que no va a pasar Jackie”lo convence de que lo mejor es que se realice una votación donde lo condenen a muerte.
Jackson se sincera
Tras poner al corriente a Nero de la muerte de Gemma (es increíble que no le partiese la cara en ese instante), le pide que le haga unos cuantos favores y gestiones, entre ellas cederle algunas propiedades a Wendy para que empiece una nueva vida con sus hijos.
Es entonces cuando Jackson muestra aquello que le preocupa, aquello por lo que no quiere librarse de su destino: sus hijos deben crecer odiándolo y alejados del club para que no se conviertan en lo que él se ha convertido, un criminal y un asesino. Con este pensamiento muy presente, se despide de ellos para siempre mientras intenta contener el llanto.
¿Qué sucede la final del día? Los tipos malos pierden.
Jackson acude a ver al fiscal en la moto de su padre y confiesa todo lo que sabe sobre el asesinato de su esposa y el paradero de Gemma, además de informarle del cese de la violencia al final del día. Mientras tanto, Chibs y la teniente de policía ponen fin una relación que todos sabíamos que estaba abocada al fracaso.
Tras poner todos sus asuntos en orden, llega la hora de la verdad: la votación. Jackson se enfrenta a la parca en la mesa y pierde, en lo que resulta ser una votación especialmente emotiva. Y todo eso mientras él se dedica ejercer de brazo ejecutor, matando a Charlie Barosky y a August Marks.
La suerte está echada y Jackson va a morir. El escenario, una nave industrial, es el apropiado y todo su club está allí. Jackson le cede el parche de presidente a Chibs y deja su pistola sobre la mesa. Con el corazón en un puño vemos como Jackson se dispone a aceptar su destino y ¡BANG!
El disparo impacta en el brazo de Happy.¡Hijos de puta que lo tenían todo pensado!Necesitaban una coartada para dejar escapar a Jackson y salir impunes frente a las otras sedes.Pero lo que seguro no habían pensado es lo difícil que sería la despedida, donde vemos como aquellos tipos duros que mataban a sangre fría casi a diario, casi no pueden contener el llanto. Finalmente, todos ven marchar a Jackson en la moto por última vez.
Tras los pasos de su padre
Jackson, frente al monumento en memoria de su padre en la autopista y después de siete temporadas, entiende cómo y porqué murió. Un policía lo reconoce (ha matado a unos cuantos a la luz del día, así que lo raro sería que se fuese de rositas) y comienza una persecución.
Mientras huye por la autopista con un gesto en el rostro que denota verdadera paz y alivio, se ven imágenes de cómo afrontan el momento los personajes principales,al ritmo de una canción que lo llama a unirse a la muerte. La última; Abel dándole vueltas a un anillo que pone “SON” y que nos incita a plantearnos si el sacrificio de Jackson va a servir de algo. Entonces, un camión se acerca por el otro lado de la carretera. Jackson lo ve claro, sonríe, acelera, suelta las manos y cierra los ojos.
Y así es como Jackson Teller murió haciendo el mismo sacrificio, en la misma moto y en la misma autopista que su padre, aunque en esta ocasión ha sido capaz de sacar al club de las armas. Todo concluye con una cita a Shakespeare:
Doubt thou the stars are fire
Doubt that the sun doth move
Doubt trurh to be a liar
But never doubt I love
En mi opinión, esta no ha sido la mejor temporada de esta magnífica serie, pero este capítulo vale por toda una temporada. Imposible no emocionarse tras siete temporadas y semejante final, en el que destacan las sublimes interpretaciones de Charlie Hunnam (Jackson Teller), Jimmy Smits (Nero Padilla) y Tommy Flannagan (Chibs).
Aunque no queramos aceptarlo, sólo este podía ser el final. A lo largo de las temporadas hemos visto como Jackson no cejaba en su empeño de abandonar el club para darles una vida mejor a sus hijos, lejos de la violencia. Pero Jackson llevaba a la parca en su sangre y era tan parte de él como su familia. Por eso comprendió que debía morir.
Y así concluye una serie que nos ha hecho sufrir y reír, nos ha emocionado, nos ha hecho sacar nuestro lado más violento, nos ha impactado y que ha sido sobre todo intensa. Muchas gracias KurtSutter por brindarnos tan excelente serie que, sinceramente, es una de las mejores series que he visto en mi vida, de principio a fin.
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